¿Qué son
los bonos históricos o bonos de deuda pública?
“Los
Bonos de Deuda Pública son instrumentos negociables que el Estado coloca entre
el gran público inversionista, recibiendo a cambio un cierto precio y asumiendo
como contraprestación obligaciones de reembolsar su importe más una prima o
sobreprecio en un plazo determinado y de garantizar la propia emisión con sus reservas
monetarias o con los futuros rendimientos de la explotación de los recursos
naturales que por mandato constitucional están bajo su dominio directo.
Se les
llama "de deuda pública" en virtud de que tanto el compromiso de
reembolsar el monto invertido por los interesados, como el pago de la prima o
sobreprecio, se convierten en pasivos a plazo que afectan las
disponibilidades del Erario Federal.” (Arrioja Vizcaíno, 2003)
¿Cómo se
originaron dichos bonos?
Estos
bonos fueron emitidos ante la inminente necesidad una inyección de capital,
para hacerlos atractivos ante el inversionista tenían un interés sobre el
capital (6% aprox. Anual) y estaban respaldados en oro, plata, tierras o
acciones.
A
continuación me permitiré citar al C. Manuel Payno, quien escribió por orden
del Supremo Gobierno Constitucional de la República, un libro llamado –México y
sus cuestiones financieras con la Inglaterra, la España y la Francia- en el que se explica claramente cómo y por
qué se dio origen a dichos documentos.
“Los bonos originarios
procedentes del arreglo hecho con los contratistas del tabaco, fueron emitidos
a los socios que formaban la empresa; y con un carácter de deuda nacional. Por uno de
los artículos de la escritura, la empresa quedaba en libertad de endosar,
traspasar y dar en prendas los bonos que recibía; pero era claro que no se
pactó en esa escritura, ni en ninguna otra parte, que esos títulos al variar de
dominio variaran
también de naturaleza
y de carácter; de manera, que los ingleses, los franceses o los españoles que
adquirían esos bonos, no tenían más carácter ni mayores privilegios que los
socios que habían celebrado con el Gobierno la serie de negocios de que hemos
dado una idea. Hasta ahora tenemos, que por el tenor de la escritura, y por el
carácter y condiciones de los títulos, nada había que pudiera chocar con el
cumplimiento de los tratados entre México y las potencias extranjeras, cualesquiera
que fuese la nacionalidad de los compradores de estos bonos en el mercado de
México.” (Payno, 1862)
¿Cómo surge dicha estafa?
La estafa surge debido a dos factores. El primero es que después de tantos
años, independientemente de que estuvieran vigentes o no, la deuda de la que
estamos hablando es de billones de pesos, porque no estamos hablando de un bono
solamente, sino de miles y miles de emisiones para distintos fines. Aunque se
tuviera la intención de liquidar a sus tenedores, esto sería causa de dejar
países en ruina, por lo cual actualmente la mayoría de los países que emitieron
bonos, han optado por simplemente desconocer dichas deudas.
Ahora les citaré un ejemplo de cómo funciona la emisión de un bono y los
alcances que puede llegar a tener.
“Heidi es
la propietaria de un bar en Berlín, que ha comprado con un préstamo bancario.
Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que su s
clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen
otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus
clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos.
Nota: Pero en realidad, no le entra en caja ningún dinero
físico.
Muy
pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más
clientes.
Como sus
clientes no tienen que pagar al instante, Heidi decide aumentar los beneficios
subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus
clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta
vertiginosamente. Nota: Pero en realidad, es un margen de beneficios virtual,
ficticio; la caja sigue estando vacía de ingresos contantes. Un empleado
del banco más cercano, muy emprendedor, y que trabaja de director en la sección
de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes del bar
son activos de alto valor, y decide aumentar la cantidad del préstamo a Heidi.
El
empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo
bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes del bar.
Nota: ¿Vas pillando la dimensión del castillo de naipes?
En las
oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en
“bebida-bonos”, “alco-bonos” y “vomita-bonos” bancarios. Estos bonos pasan a
comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional.
Nadie
comprende en realidad qué significan los nombres tan raros de esos bonos;
tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna
garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor
de los bonos sube también constantemente.
Nota: El castillo de naipes crece y crece y no para de crecer,
pero todo es camelancia; no hay detrás solidez monetaria que lo sustente. Todo
son “bonos”, es decir, papelitos que “representan” tener valor siempre y cuando
el castillo de naipes se sostenga.
Sin
embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos
financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que, por cierto, despiden
pronto a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar a
Heidi el pago de su préstamo bancario; y Heidi, a su vez, exige a sus clientes
el pago de las deudas contraídas con el bar.
Pero,
claro está, los clientes no pueden pagar las deudas.
Nota: ¡¡¡Porque siguen sin tener ni un céntimo!!! Han podido
beber cada día en el bar porque “se comprometían” a pagar sus deudas, pero el
dinero físico no existe.
Heidi no
puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota.
Nota: Y Heidi pierde el bar.
Los
“bebida-bonos” y los “alco-bonos” sufren una caída de un 95% de su valor.
Los
“vomito-bonos” van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.
Las
compañías que proveen al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los
pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se
encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota,
y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la
competencia. Nota: Porque los proveedores de vinos y cervezas también le
fiaban a Heidi, creyendo que estaban seguros de que cobrarían con creces al
cabo del tiempo. Como no han podido cobrar dado que el dinero no existe, la
deuda de Heidi se los ha comido a ellos. El gobierno interviene para
salvar al banco, tras conversaciones entre el presidente del gobierno y los
líderes de los otros partidos políticos.
Para
poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto
muy elevado que pagarán los abstemios.” (Anónimo, s.f.)
¿Por qué
me atrevo a sostener que toda operación financiera realizada con estos
documentos es un fraude o estafa?
Porque he
llevado a cabo una recopilación exhaustiva de información referente al tema y
ante todos los escritos que he recabado (entre los que hay libros, artículos,
noticias, testimonios, etc.) puedo
sostener con pruebas fehacientes que todas las negociaciones que se realizan
con estos instrumentos son llevadas a cabo bajo el fraude o la expectativa de
que tienen alguna validez ante la ley, a lo cual BANXICO responde lo siguiente:
“Se
hace del conocimiento del público que los bonos de deuda antigua emitidos por
el Estado Mexicano entre los años 1850 y 1951 hoy día carecen de valor ya que
transcurrió la fecha máxima para su cobro, y no dan acción ni derecho alguno a
su tenedor, lo cual ha sido confirmado por el Poder Judicial de la Federación.
Adicionalmente,
se informa que se han detectado diversas comunicaciones falsas relacionadas a
los mencionados documentos, con la supuesta autenticación de servidores
públicos del Banco de México, de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público
y otros órganos del Estado, utilizadas para defraudar a terceras personas, no
obstante que dichas instituciones carecen de atribuciones para ello. Afirmamos
que dichos documentos carecen en absoluto de valor; desde luego tampoco son
válidos como garantía en operación alguna. No se deje sorprender ni sea víctima
de un fraude.” (BANXICO, 2011)
¿Cómo
inició la deuda exterior mexicana?
La deuda de México
inició en 1823 con la emisión del primer bono de la historia de México. Este
bono fue creado a partir de la necesidad de recursos para sostener al ejército
mexicano ante el miedo a la invasión española, el emperador Agustín de
Iturbide, inicialmente, trató de tomar los recursos del pueblo con un decreto
conocido como “préstamo forzoso”; pero lo único que logró fue atemorizar al
pueblo y que con ello escondieran todas las riquezas que poseían. Por lo que en
1822, Iturbide y Francisco de Borja Migoni, lograron convencer a los
legisladores mexicanos, quienes autorizaron al gobierno imperial a buscar un
préstamo de 25 a 30 millones de pesos en Londres con la consigna de que fuera
bajo los mejores términos posibles.
“Teniendo en cuenta
la situación interna no debe extrañar el empeño de México en conseguir un
préstamo en Londres, pues aparte de subsanar necesidades financieras internas,
se creía que una vez obtenido el dinero, Inglaterra forzosamente habría de
interesarse en el destino de su deudor.” (Bazant, 1995)
¿En
algún momento estos bonos fueron pagados?
Según la
información recabada hasta ahora, podemos saber que desde la primer emisión de
un bono en 1823 en adelante, que solo de 1830 a 1860 se emitió una cantidad muy
considerable de títulos de deuda, los bonos ya eran impagables para el país;
estaba generando una deuda que no tenía como solventar y por consiguiente
poniendo en riesgo las tierras del pueblo. Además, cabe mencionar que en ese
momento de la historia no había prohibiciones a los bancos para emitir sus
propios documentos aunque no tuvieran el oro para respaldarlos. Podríamos decir
que la gente estaba jugando con el dinero, sin tener el dinero. También es
importante puntualizar que la mayoría de emisiones de bonos respaldados en
tierra fueron para sufragar guerras, para la compra y venta de armas, para
mantener ejércitos, etc. Y así se mantuvieron y no fue hasta 1884 que se
registró la primera amortización de este bono, después de haber cambiado varias
veces de nombre y de términos.
“Ciertamente, el
mercado de dinero de la Ciudad de México no solo no era libre sino que era un
mercado bastante cerrado, estando limitado del lado de la oferta a un pequeño
grupo de firmas financieras privadas que literalmente detentaban y
monopolizaban la mayor parte del capital integrado por dinero líquido (básicamente
monedas de plata), así como el representado por la mayoría de los instrumentos
de crédito público. Por el lado de la demanda, una sola entidad, el gobierno
federal, era el mayor tomador de los préstamos ofrecidos por el círculo local
de financieros. No obstante, también ocurría que la Tesorería experimentaba
grandes y constantes déficits y, por consiguiente, frecuentemente tenía enormes
dificultades para pagar, incluso sus deudas de corto plazo. En consecuencia,
los ministros de finanzas fueron frecuentemente “forzados” a aceptar tasas de
interés extorsionistas por el oligopolio de prestamistas. En tales condiciones,
la inestabilidad fue el sello de la mayoría de las transacciones financieras.” (Marichal &
Ludlow, 1998)
http://carlosmarichal.colmex.mx/deuda/Introduccion-%20un%20siglo%20de%20deuda%20publica%20Mexico.pdf
Bibliografía
Anónimo. (s.f.). Gerencie. Obtenido de
https://www.gerencie.com/la-gran-estafa-2.html
Arrioja Vizcaíno, A. (2003). Derecho
Fiscal. México: Themis.
BANXICO. (13 de Junio de 2011).
BONOS ANTIGUOS QUE FUERON DEUDA. Obtenido de Banxico:
http://www.banxico.org.mx/disposiciones/autorizaciones-consultas-y-sanciones/consultas-y-criterios-relevantes-emitidos-por-banc/dirigidos-a-otras-personas/%7B926ACEDE-9A0A-5C2B-4F87-F94900E226C7%7D.pdf
Bazant, J. (1995). HISTORIA
DE LA DEUDA EXTERIOR DE MÉXICO 1823-1946. México: El Colegio de México,
Centro de Estudios Históricos.
Marichal, C., & Ludlow, L.
(1998). Un siglo de deuda pública en México. México: Instituto Mora.
Payno, M. (1862). México y
sus cuestiones financieras con la Inglaterra, la España y la Francia.
México: Imprenta de Ignacio Cumplido.
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